sexta-feira, 25 de março de 2011

Bueno, no pensé que un día me iba a gustar la comida mejicana pero como la vida sigue y el amor la acompaña me ha empezado a gustar alguna que otra cosa de la comida de Méjico. Es graciosa la vida, cuando pensaba en algo que venía de Mejico me entraban ganas de vomitar por el motivo que muchos conocen...
Menos mal que lo he superado sin embargo confieso que al principio tuve una resistencia a la comida pero mi hermano me convenció a probarla y resultó que me gustó mucho. Sentí un dolor como si estuviera traicionándome y aprobando el daño que me hicieron en el pasado. No quería admitir que me había gustado pero después no he podido decir no a la comida.
Así ela la vida, como una rueda gigante que gira, gira.. y las cosas se quedan detrás.. no es posible dar marcha atrás.. ya no hay como hacerlo..

Nenhum comentário:

Postar um comentário